Viejo Gruñón, como hace tiempo te llamo, hoy tengo palabras solo para ti... puedes sentirte pleno, orgulloso, el mejor abuelo del mundo, la mejor persona del planeta, y un ejemplo para mi.
Sé que te va a costar leer este escrito, pero a tu tiempo, no corre prisa y tienes toda una vida para leerlo. Te entiendo, tienes ya tus 76 años y unos pulmones algo desgastados, pero también se que como tu corazón no hay otro.
Y a nosotros, quién nos iba a decir que la vida se haría cuesta arriba y tan difícil de llevar, cuando somos dos cabras de monte que de poco servimos; Pero a estas edades tu has demostrado que haces mas que nadie.
Sé lo tanto que me quieres, lo mucho que me has cuidado y todo lo que seguirás haciendo por mi. Pero empieza a ser hora de que yo también mueva fichas contigo, por que me necesitas, y que te quede claro que puedes llamarme cuando quieras, tengo 15 años y toda una vida por delante, pero quién sabe cuanto nos queda, será mejor aprovecharlo. Si necesitas un beso, un abrazo o que te ayude a barrer, me comprometo a estar ahí contigo.
Miras a la yaya con los mismos ojos que la has mirado siempre, y como dicen, quizás ahora nos damos cuenta que la queremos mas de lo que creíamos, que nos vemos perdidos sin esa luz llamada María. Pero hay que ser fuertes y mentalizarse de que esta es la vida.
Aquí me tienes... besando tus heridas, tan tuyas como mías, por que ami también me duele. Aquí me tienes... buscando esa mirada, esa palabra, que aunque solo sea un poquito, pero algo te consuele. Así que sécate esas lágrimas, y agárrate fuerte a mi brazo, tú no te asustes de los vientos, que yo te espanto a los diablos. Que tus dolores son los míos, que tu alegría es mi alegría, que lloraré cuando tu llores, y sonreiré cuando sonrías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario